Se dice que si pudiésemos viajar al pasado, lo primero que nos impactaría sería el olor. La limpieza reinaba por su ausencia en lugares públicos pero es que la higiene también escaseaba. ¡Con lo a gusto que nos quedamos ahora al darnos una buena ducha! Tanto si lo haces por la mañana como por la noche, ducharse es un acto de higiene pero también de bienestar, por eso nos hemos quedado de piedra cuando varios expertos en cosmética y cuidado de la piel nos han explicado los errores que estamos cometiendo al ducharnos y cómo están perjudicando nuestra piel.
1. Ducharse demasiado
Nos lo advierten desde Perricone MD. “Ducharse de seis a ocho veces por semana es una cifra más que adecuada para una higiene corporal correcta. Hacerlo más a menudo puede producir que arrastremos y eliminemos en exceso determinados componentes que son necesarios para una buena salud de la piel”, comenta Raquel González, cosmetóloga y directora de formación de Perricone MD. Por eso, si eres de la que se ducha por la mañana y por la noche, ten en cuenta que “es probable que destruyamos los ácidos grasos esenciales que protegen la hidratación de la piel. Al mismo tiempo, eliminaremos todas las bacterias buenas que nos defienden de los gérmenes”.
2. No usar un jabón adecuado
“Siempre son recomendables jabones que se complementen con ingredientes nutritivos o humectantes, como la manteca de karité, para asegurar que el proceso de limpieza no compromete a la piel”, explica Ana Yuste, responsable de formación de Aromatherapy Associates. Usar otro tipo de jabón puede resultar demasiado agresivo con la piel, acabando también con las bacterias buenas y estropeando la barrera de protección cutánea.
3. Ojo con la esponja
Lo mejor es ducharse con las manos sin utilizar esponja porque, debido a la humedad que acumulan, son una fuente de bacterias y moho. Pero si te gusta la sensación de las esponjas, “son mejores las de malla, ya que no acumulan la humedad”, apunta Estefanía Nieto, directora técnica de la firma Omorovicza. “Las de origen vegetal y otros formatos conviene cambiarlos asiduamente o, incluso, hervirlas en agua cada 7-10 días si el material con el que están hechas lo permite.”
4. Usar agua muy caliente
Vigila la temperatura del agua que no eres Madre de Dragones y por muy caliente que te guste, no es bueno para la piel. El agua muy caliente puede irritar y resecar, ya que arrastra los lípidos de la barrera protectora de la piel. Es como cuando lavas los platos con agua caliente para quitar mejor la grasa. “Siempre es recomendable usar agua tibia. Lo suficientemente caliente como para derretir determinadas impurezas, pero no tanto como para eliminar sustancias buenas para la piel”, concluye Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.
5. No usar crema hidratante después
Es una de las asignaturas de belleza que todavía suspendemos por culpa de la pereza o las prisas, pero no deberías dejar pasar la oportunidad de ponerte crema hidratante después de la ducha. “Conviene aplicar una crema hidratante después de lavarnos para recomponer el nivel de lípidos que hayamos podido perder, equilibrar el pH de la piel y aportar hidratación”, explica Bella Hurtado, directora técnica de Boutijour.
¿Eres consciente de haber caído en alguno de estos errores? Nosotras ya hemos tomado nota para que la piel de nuestro cuerpo no sufra por culpa de nuestras duchas sino todo lo contrario.
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